Hasta Siempre Homero [golfista y quemero]
La semana pasada, el mas activo de nuestros bitacoreros y gran Amigo [Marcelito], sufrió la partida de su Padre [el gran Homero]. No es mi intención la de convertir esta bitácora en un obiturario, pero vale la pena mencionar un par de cosas.
Pese a las edades, la pérdida de los seres queridos es un misterio insondable para nuestra civilización occidental.
¡Que se yo!, se conjungan múltiples cosas, y parecen colgarse de nuestras espaldas múltiples cargas. Sin embargo, pasado este primer momento, aflora el recuerdo certero y fidedigno de los seres queridos. Es algo complejo, a la vez que extraño. Esto se aplica a personas cercanas, y en algunos casos a otras que uno desconoce como tan imprescindibles.
En este afloramiento de recuerdos, anécdotas y yerbas varias, uno va reconstruyendo la propia relación con estas personas, y en muchos casos revive esos momentos. A Luisito María Pescetti, este intervalo llevole varios años. Pero dió sus frutos. En este caso, el musicoterapeuta escritor muestra una forma de rendir tributo al Viejo de una manera sublime.
Y vuelvo al caso de Homero, a quien conocí y junto a quien me divertí con algunos comentarios sencillos pero certeros de la realidad que nos toca vivir como personas.
Quiero decir con esto, hay personas que pasan sin pena ni gloria, y otras que al partir dejan un montón de gente que los recuerda con cariño, y sin tristezas. Este el caso que nos convoca, y así es como lo siento.
Merci, Kikillo - Cronista Introspectivo
Pese a las edades, la pérdida de los seres queridos es un misterio insondable para nuestra civilización occidental.
¡Que se yo!, se conjungan múltiples cosas, y parecen colgarse de nuestras espaldas múltiples cargas. Sin embargo, pasado este primer momento, aflora el recuerdo certero y fidedigno de los seres queridos. Es algo complejo, a la vez que extraño. Esto se aplica a personas cercanas, y en algunos casos a otras que uno desconoce como tan imprescindibles.
En este afloramiento de recuerdos, anécdotas y yerbas varias, uno va reconstruyendo la propia relación con estas personas, y en muchos casos revive esos momentos. A Luisito María Pescetti, este intervalo llevole varios años. Pero dió sus frutos. En este caso, el musicoterapeuta escritor muestra una forma de rendir tributo al Viejo de una manera sublime.
Y vuelvo al caso de Homero, a quien conocí y junto a quien me divertí con algunos comentarios sencillos pero certeros de la realidad que nos toca vivir como personas.
Quiero decir con esto, hay personas que pasan sin pena ni gloria, y otras que al partir dejan un montón de gente que los recuerda con cariño, y sin tristezas. Este el caso que nos convoca, y así es como lo siento.
Merci, Kikillo - Cronista Introspectivo
2 comentarios
Marcelo -
Este artículo me emocionó. Al viejo lo vamos a extrañar mucho, pero, como vos decís, su recuerdo seguramente no nos provocará tristezas debido a todo lo que nos dió en vida.
Marcelo
Chucho -