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Nos sumamos al festejo por el triunfo de Jean Notre Ami Van de Velde en el Madeira Open

Baltusrol, un magnífico escenario para el PGA Championship

Baltusrol, un magnífico escenario para el PGA Championship El PGA Championship y el par de Baltusrol

(New Jersey, Extenuado) La cancha de Baltusrol demostró ser una prueba exigente para todos, pese a su "engañoso" par 70.
Ha sido uno de los recorridos mas largos y complejos que tuvo el PGA Championship.
Las condiciones climáticas fueron agobiantes, sensación térmica que alcanzó los 40 grados y humedad.

Así y todo los jugadores se la tuvieron que rebuscar para escalar posiciones, acertar fairways en un campo decididamente angosto, en algunos hoyos la amplitud del pasto corto no superaba las 25 yardas de amplitud, y en su gran mayoría no daban tregua ni respiro hasta el final.
Del 1 al 7 son hoyos matadores, la cancha recién parece aflojar en los únicos hoyos par 5 del recorrido: el 17 y el 18.
Sin embargo, el primero mide 650 yardas (siendo el hoyo mas largo de un major y por ello apodado Monster), de forma tal que no hay muchas posibilidades de llegar en dos al green.
Ttan sólo dos jugadores, habían llegado en dos golpes: John Daly en 1993, ejecutando su segundo tiro con hierro 1, y Billy Farrell en el US Open de 1967.
Cabe recordar que por aquel entonces, Monster era algo mas corto, ya que este año "creció unas 20 yardas".

La primera. grata sorpresa nos la brindó el sueco Jesper Parnevik, quien picó en punta. Lo teníamos algo olvidado, pero nos hizo saber que aún sigue vigente.
El viernes el hombre de San Diego, Phil Mickelson anotó 65 golpes (-5), totalizando un inalcanzable 8 bajo par. Aunque la noticia del viernes fué Tiger Woods, quien nos daba una lecciónsobre como seguir batallando.
Al tee del hoyo 17 iba cuatro golpes sobre par, y ese era el score para clasificar. En este largo hoyo, pegó un segundo tiro que quedó en el bunker de la izquierda del green, pero en una posición prácticamente injugable.
Este contratiempo, que lo obligó a jugar la pelota a buena, le valió un costosísimo bogey.
Ya en el tee del 18, sabía que necesitaba un birdie ¡para clasificar!
Woods no se achicó, pegó un gran drive y un segundo fenómeno, que lo dejaron bien posicionado para el águila. Woods sufrió, pero clasificó ...

Y el sábado bien temprano, Tiger anotaba un 66 (-4), como anunciando: "No se olviden, aquí estoy".
Otro que estuvo entonado como pocos, fué el danés Thomas "Pollo" Björn. Sus 63 golpes le bastaron para igualar el récord de cancha, y quedar tercero.
El domingo la cosa era distinta, Phil arrancaba en punta, con Davis Love III a un golpe, y Björn y Elkington a dos.
Los nervios del último día provocaban estragos, y la cosa ya no era bajar el par para los punteros, sino el tratar de mantenerse a raya.
La última salida partió a las 15 hs., y para aquel entonces los greens estaban duros y pisoteados. Esto no ayudaba en nada para que los muchachos estuviesen afinados.
Hubo altibajos hasta que cuando Love y Mickelson llegaron al green del 12, tuvieron que suspender la jornada por amenaza de tormenta.
Para ese entonces Tiger punteaba en el club house con -2, pero en la cancha todo parecía indicar que ese no sería el score ganador.

Los nervios de los que tuvieron que quedarse un día mas, ya que el juego se reanudó el día lunes a las 10 horas, sumado al cambio de clima, provocó que los hoyos fuesen mas largos: viento en contra para los hoyos finales, y un terreno mojado con poca corrida. Muchos nos preguntabamos como la PGA no fue mas previsora y adelantó las salidas para el día domingo, sabiendo que a lo largo de toda la semana, la amenaza de lluvia estuvo latente. En el British esto no sucede, y en los demás majors tampoco.
Nos queda la duda, sobre los motivos que habrán tenido para no modificar en un ápice los horarios.
Más aún hacemos votos, para que en el futuro, este último major se corra hacia la primera quincena de septiembre, ya que el US Open, el British y el PGA vienen demasiado juntitos como para saborearlos y procesarlos.

Volvamos al campo. Phil embocaba un putt de un metro para par, que le quedaba pendiente del día anterior. Esto fortalecía su posición. Love se desdibujaba, al igual que Vijay quien no pudo hacer mucho sobre el green.
Los que venían amenazando eran el danés Björn y el australiano Elkington, quien había ganado este torneo 10 años atrás. Las estadísticas nos indicaban que el ganador provino del último twosome en los últimos 10 años, y que desde 1930 no ganaba un europeo.
Pero cuando Mickelson llegó al tee del hoyo 18, compartía el liderazgo con estos dos jugadores.
Phil pegó un gran drive, y al pasar por la placa que recuerda el penúltimo tiro del US Open de Jack Nicklaus ejecutado con hierro 1 desde el fairway para lograr su segundo US Open en esta cancha, la tocó como un ritual para llenarse de sabiduría y aplomo como el del Oso Dorado. Pegó un spoon (madera 3), y dejó la pelota en el pasto alto pegadito al green y al bunker, pero desde allí ejecutó un magistral approach, con el que prácticamente sellaba una nueva victoria en un major.

Gran alegría para el público, que tiene a Mickelson como un verdadero ídolo. Si bien no supo cerrar todas las puertas, para tener un triunfo mas sólido, le bastó para confirmar el excelente momento golfístico por el que está pasando.
La recuperación de Tiger fué arrasadora, y demostró una vez mas como este hombre juega golf con la cabeza. Tan solo perdió la calma en el bunker del 17 el día viernes.
Pero es destacable ver como logra cerrar el capítulo después de cada hoyo.

Este quizá sea uno de los grandes secretos que lo convierte en un jugador siempre apto para ganar. Calma, perseverancia y exigencia: ¡el golf siempre los premia!

Misión cumplida . KV2V - Kikillo Van de Velde
Cronista en movimiento

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