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Nos sumamos al festejo por el triunfo de Jean Notre Ami Van de Velde en el Madeira Open

Haciendo historia

Recorriendo la Historia del British Open

Todas las ediciones de este torneo son mágicas. Mas aún, cuando se juega en los links de Saint Andrews: ver la cancha, que comienza y termina en la propia ciudad; divisar la cúpula de la catedral, la misma que se construyera entre 1160 y 1318; y al mirar desde los links hacia el mar, ver la misma playa donde se filmara “Carrozas de Fuego”. Estas cuestiones dan una somera idea de las sensaciones que transitan por la cabeza de uno, aún sin mencionar los otros actores del evento, o sea los mejores golfistas del planeta que son los que se dan cita para el evento.

Brad Faxon viajó desde los EE.UU.para jugar la clasificación el fin de semana previo.
Como miles de aspirantes (en diversas partes del mundo), batalló para obtener una de las tres plazas entre 120 competidores.
Pero no sólo el, Txema Olazábal, Ian Wosnam y Bernard Langer también luchaban por su pasaporte. Tanto que solo el galés logró su plaza, quedando Langer y Olazábal como suplentes.
Al desistir Jay Haas y Severiano Ballesteros, ambos ingresaron al Open. Por la ventana, pero ingresarons.
De los latinoamericanos,salvo el preclasificado Angel “Pato” Cabrera, no hubo suerte. Esto da una somera idea del nivel de exigencia, necesario para integrar tan selecto grupo.
Este sistema de clasificación, es mas que democrático comparado con el imperante hasta 1962, donde debían clasificar todos, defensor del título incluido. Los norteamericanos (con Arnold Palmer a la cabeza), hicieron valer sus voces de protesta, y el fenómeno televisivo, también sopesó como para modificar las férreas decisiones del R&A.
De este modo, el campeón mas un selecto grupo de jugadores, entre los que se contaban los ganadores de Majors, tenían su lugar asegurado para el año siguiente.

En la actualidad existen mas de 20 categorías de jugadores a través de las que un jugador puede entrar directamente, pero no es nada sencillo estar comprendido dentro de ellas.
Para daros una idea, ¡ni Eduardo “Gato” Romero, ni Ricardito González estaban en ellas!

En realidad, después de la Segunda Guerra Mundial, y una vez desarrollado el transporte aéreo de pasajeros, golfistas de distintas partes del mundo se dieron cita de forma sistemática para el evento. Roberto De Vicenzo comentaba el peligro que significaba viajar en barco, cuando estos debía esquivar minas en las rutas marítimas, o los tres días de viaje aéreo, que implicaba el vuelo a Europa. Llegaban golfistas de Norteamérica, Sudáfrica y Oceanía.
Todos ellos pasaban por Edimburgo, y luego se dirigian vía ferrocarril hasta Lucars (estación de Saint Andrews). Hoy contamos con autopista, que nos traslada en menos de dos horas hasta el lugar. Pero el tren como un país que se precia de ser civilizado, sigue vigente, como siempre.

Justamente desde el tren Sam Snead, divisaba en 1946, unos amarillentos pastos secos y comentaba sobre lo feo del lugar. Acto seguido, le aclaraban que se trataba del Old Course donde debía jugar el British Open. Pese a ser feo, Snead ganó el único Open que disputó en su exitosa carrera, con un score sobre par.
En la década del 50 sudafricanos como Bobby Locke y Gary Player ganarían el Claret Judge.
En el 61 y el 62 Arnold Palmer, Roberto De Vicenzo en el 67, y en los 70 Jack Nicklaus, Lee Trevino, Tom Weiskpof, Tom Watson y el inigualable Severiano Ballesteros.

La edición de Saint Andrews 1995 fue de las mas emotivas. Era el adiós al Open Británico de un jugador que cambió la popularidad del golf: el norteramericano Arnold Palmer.

El con su personalidad arrolladora, fue el artífice de la introducción del golf en la televisión, y esto cambió para siempre la concepción del deporte, logrando llevarlo a todos los puntos del planeta.
Arnie fue hijo de un profesional, quien le enseñó todo en la vida y en el golf.
A los 25 años ganaba el US Amateur, y luego pasaría al campo rentado.
En el 60’ iría por primera vez al Open, para finalizar segundo a un golpe del australiano Kent Nagle, en el 61’ tuvo que clasificar y ganó superando a su rival australiano.
Al año siguiente en Royal Troon, tamién debía preclasificar, y ganaba la centésimo segunda edición del British junto a su caddie Tipp Anderson, con el score mas bajo para los 72 hoyos: 276 golpes. Esta edición recibía a 30.000 espectadores, pero muchos mas a través de la transmisión en vivo, realizada a través de la cadena ABC, en los relatos del legendario Jimmy Mackay

Aquel domingo del 95, salía como puntero el joven neocelandés Michael Campbell, quien contaba con 25 años y menos de dos como profesional. Acechaban el norteamericano John Daly (ganador del US Open de 1991), y el italiano Costantino Roca. Campbell flaqueó, y Daly se consolidó en la punta, hasta que cometió un doble bogey en el fatídico hoyo del camino (el 17). Roca precisaba cerrar con birdie para forzar el desempate en el corto par 4 del 18. Pegó un buen drive, pero el approach fue casi una papita. Ahora le quedaba un putt para jugar desde el Valle del Pecado con unas 20 yardas por delante, y ¡lo embocó!
La ovación fue terrible, Roca se salía de si mismo. Daly contemplaba azorado el televisor habremus play off. Jugaron cuatro hoyos: 1, 2, 17 y 18. Hasta 1985, el desempate era a 18 hoyos, y jugabase al día siguiente. Tal como se enfrentaran Doug Sanders y Jack Nicklaus en 1970. El US Open es de los pocos torneos que se siguen definiendo de este modo. Vuelvo al 95’, en esos hoyos Daly desplegó un gran golf, y pulverizando las aspiraciones del italiano.
Entre los aficionados, ganaba el joven Steve Webster, superando al campeón norteamericano, un tal Eldrick Woods.

En el 2000, Tiger jugó un golf tipo mecano: una construcción ingenieril que prácticamente careció de fallas. Basta mencionar que a lo largo de los cuatro días, el norteamericano no visitó ni uno solo de los 122 bunkers que posee esta cancha. Esto sumado a su excelente nivel de juego, desembocó en una diferencia de 8 golpes sobre su seguidor inmediato, y obligó a las autoridades del golf británico a un replanteo del diseño.

Para el 2005 la R&A adelantó la rotación por Saint Andrews. El motivo: la despedida del mejor jugador del siglo Jack Nicklaus. Esto obedece a la regla que los campeones del Open tienen la clasificación automática hasta los 65 años. Consultado sobre en que cancha quería Nicklaus despedir el Abierto Británico, el Oso no titubeó: “Saint Andrews”, links donde conquistara dos de sus tres British Opens.
Cada paso que dio el Oso Dorado, fue seguido con atención por la inmensa cantidad de público que se dio cita aquí. Jack jugó junto a su eterno rival Tom Watson, ganador de cinco Jarras de Plata. El jueves anotó tres golpes sobre par (igual que el Pato), y el viernes pugnaba por clasificar, a tal punto que se despidió como sabe hacerlo, con birdie en el último hoyo.

Esto no hizo mas que dar otro motivo para festejar este evento que es distinto al resto de los Majors. Siempre hay lugar para los espectadores. Digo, no hay tope de público, tal como sucede en los EE.UU.
Los pintorescos siete greens dobles del Old Course, donde hay greens con dos banderas (tal como sucede en Villa Allende). Algunos de ellos decididamente grandes, como el de los hoyos 5 y 13. Donde hay 95 yardas desde la entrada del green hasta el fondo, completando una superficie de tan sólo 4.000 metros cuadrados!
Más aún, hasta mediados del siglo XIX, los greens tenían una sola bandera y se jugaban desde distintos tees de salida (tal como en Alta Gracia). Por aquel entonces alguien propuso agrandar los greens, y agregar otro hoyo. Por tal motivo las banderas de la ida son amarillas, mientras que las del regreso son rojas.
Saint Andrews cuenta con siete greenes dobles, en tanto que los hoyos 1, 9, 17 y 18 tienen greenes individuales.

O uno de los hoyos mas difíciles del planeta: el par 4 del 17 – el hoyo del camino. Aquí se tiraba con el drive por encima del trencito (cuyo trayecto fue modificado), y a la derecha de un fino y cruzado green hay un camino de pedregullo con una pirca vecina. Y no hay derecho a liberación. Esto sin mencionar el famoso bunker: infierno, y que hasta 1964, el 17 era un hoyo par 5. De allí en mas, redujose a par 4, aumentando las dificultades.

Pero ya lo sabéis, siempre que escuchemos la peculiar voz de Ivar Robson, starter oficial del Open desde la década del 70’, reconeceréis una nueva edición del torneo mas antiguo e importante para el mundo del golf.

Sinceramente, KV2V – Kikillo Van de Velde
Cronista del R&A

1 comentario

Marcelo -

Kikillo querido,

Muy bueno el artículo!!! Aguardo con ansiedad la crónica histórica cuando le toque a Carnoustie...

Marcelo